Los derechistas quieren impulsar la narrativa de que los comunistas tienen que ser reservados, aburridos, para hacer efectivamente un voto de pobreza. Deberíamos ser ostentosos y geniales, como las estrellas de rock. La contracultura consiste en romper las normas sociales establecidas. Hay un amplio campo de posibilidades para explorar en lo que respecta a nuestro comportamiento y autoexpresión. El capitalismo ha cooptado en gran medida este concepto, lo que ha llevado a mucha gente a pensar que es inherentemente burgués. La realidad es que el capitalismo te venderá cualquier cosa que pueda como producto. Eso no significa que la cosa en sí sea mala. No hay ninguna buena razón para renunciar a ser cool y llamativo para el sistema al que nos oponemos. No se necesitan muchos recursos para ser ostentoso. Se pueden encontrar todo tipo de mierdas insólitas en las tiendas de segunda mano, y no cuesta nada hacer una pose y gritar un eslogan comunista como si estuvieras llamando a tus ataques en un anime. Vivimos dentro de un espectáculo. No podemos salir de él. Si estás atrapado en un juego, deberías aprender a jugarlo con eficacia.